Capítulo V
Cinco cosas hay que nunca vuelven: una vida creada, una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
La tarde sigue avanzando, desde el cálido interior del café los cuatro amigos observan la lluvia que cae en la calle, las carreras de los que pasan por la acera, las luces de los coches que destallan contra las cristaleras húmedas. La conversación toma un nuevo rumbo, pasando de la religión que se ha tornado en protagonista del anterior capítulo a la política y la economía. Frente al mundo espiritual y su reflejo en las costumbres y cultura del mundo islámico, se habla ahora de los poderes que mueven la realidad, la mayoría de ellos escondidos tras fachadas de respetabilidad, disfraces que ocultan a los verdaderos dueños, los que mantienen un complicado y difícil equilibrio de poder frente a las múltiples tensiones sociales que van surgiendo a lo largo y ancho del planeta.
La economía, la política, las relaciones entre países, entre áreas de influencia, entre aliados y enemigos… por todos esos asuntos discurren los cuatro amigos, ofreciendo sus puntos de vista, sus opiniones, dejando bien a las claras una realidad a la que no se suele prestar mucha atención.