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Reflexiones sobre sostenibilidad en estos tiempos

Reflexiones sobre sostenibilidad en estos tiempos

Parece un mal sueño, como si nos hubiéramos quedado dormidos y estuvieras teniendo alguna pesadilla después de ver una película de apocalipsis zombis o algo parecido.

Ciudades vacías, monumentos emblemáticos abandonados al simple canto de los pájaros, parques sin niños y todo cerrado… Solo se vislumbran ojos temerosos escondidos tras las mascarillas en el supermercado, la farmacia o los hospitales, carreteras fantasmas patrulladas por cualquier cuerpo del estado y ventanas con arcoíris pintados bajo el lema “todo va a salir bien”. En este momento de desolación no podemos abrazar a nuestros seres queridos, tenemos que mantener las distancias como acto de amor y respeto.

Y es que de repente, te das cuenta de que el poder, la belleza o el dinero no valían nada y con ellos no se puede conseguir el oxígeno por el que luchabas. El mundo continúa su vida y podemos vislumbrar su hermosura desde nuestras propias jaulas. De hecho creo, que la propia madre naturaleza nos está enviando un mensaje: “vosotros no sois indispensables. El aire, la tierra, el agua y el cielo sin vosotros están bien. Me atrevería a decir, que incluso están mejor. Cuando volváis, recordad que sois mis invitados… no mis maestros”.

Parte del problema se encuentra en las zonas más pobres y en los países con gobiernos que no quieren ver los riesgos que implica esta situación. Ellos son los más expuestos a las amenazas del virus y sus consecuencias.

Pero, lo cierto es que, no es del todo posible predecir cuáles serán los efectos del cambio climático, precisamente, porque se trata de una reacción en cadena dentro de un ciclo en el que todo está conectado. En pleno siglo XXI nos encontramos con una cuarta parte del mundo devastado, talas de árboles masivas, océanos cubierto de plásticos y residuos… Y ahora estamos, de forma obligada dándole un respiro al planeta.

Todos nos acordamos de las imágenes que vemos en televisión con los grandes océanos cubiertos de plásticos que son ingeridos por la fauna marina, causando grandes desastres ecológicos. Pero, no debemos de olvidarnos que la mayoría de esa porquería que vemos procede de los grandes buques, que en lugar de descargar sus residuos en los puertos, lo hacen en alta mar por abaratar costes y no pagar sus consecuentes impuestos. Este tipo de acciones debería de estar mucho más perseguido, al igual que verter en los ríos los residuos de grandes fábricas.

Deberías ser más consciente y promover el reciclaje de plásticos para usos varios, como para mobiliario, por ejemplo. Al igual que el aglomerado es madera reciclada y prensada, se deberían buscar alternativas funcionales para el reciclaje de plásticos.

Pero, la realidad es que el mundo no recicla y las energías limpias, de las que todos hablan, no salen a la luz de forma masiva porque supondría un aumento de aproximadamente un 30% del coste de nuestras vidas. Pero esto es complicado… ¿seríamos todos capaces de ceder de un 20-30% de nuestro patrimonio individual por el bien colectivo? Creo que no, ni las grandes multinacionales, ni un “mileurista”, porque en su caso, sencillamente no podría vivir y llegaría al umbral de la pobreza.

La solución ha de venir en un combinado mixto de todo lo expuesto, pero su pilar principal debe encontrarse en la educación. Debemos concienciar desde los colegios para que las nuevas generaciones conozcan el problema y sientan la necesidad de contribuir al medio ambiente y el bienestar social.

El problema que encontramos es la existencia de muchos países que son explotados por occidente, así como grandes empresas que mueven trillones. Y ese dinero es parte de lo que tenemos y disfrutamos en el día a día. Es decir, que los países desarrollados somos los que explotamos los recursos de otros países para poder tener una mejor vida y bienestar.

Todo esto hace pensar que las soluciones han de ser globalizadas y por el bien común mirando a todos bajo la misma fórmula. No podemos criticar la construcción de una casa u hotel en primera línea de playa, cuando aprobamos, por otro lado, la devastación de millones de metros cuadrados de tierra, en cualquier otro lugar.

En este sentido quiero decir que, por ejemplo en España, todavía tenemos zonas costeras que podrían ser aprovechas. Por lo que, si se permitiera construir, no digo de forma masiva, sino organizada y contralada, sin excesos (estoy hablando de entre un 5% o 10% de construcciones para zonas protegidas); estas nuevas construcciones crearían empleo y riquezas, así como nuevos lugares dentro de nuestro territorio nacional para que se puedan disfrutan y generen un turismo de calidad.

Como compensación a estas construcciones se deberían de establecer nuevos plantaciones en zonas montañosas que, además de una compensación de espacios sirva para generar más zonas verdes con sus consecuentes beneficios para el medio ambiente. Quizás deberíamos aplicar en todas las naciones el “método canadiense de 3 a 1”. Es decir, si usted devasta un metro cuadrado de tierra, me tiene que compensar con la plantación de tres metros.

Nos tenemos que reinventar y creo que la fórmula más certera es aquella que encuentre la simbiosis perfecta entre turismo, educación y respeto al medio ambiente.

Un mensaje final …

La solución a nuestra situación actual se encuentra en los niños, que mañana serán adultos. Debemos empezar por las escuelas concienciando y enseñando a los más pequeños sobre reciclaje y medioambiente, ética, bienestar social, pobreza… Ellos son nuestro futuro y ellos encontrarán las respuestas a un mundo mejor.