La economía se entrega al boom del turismo
En periodo de crisis, el turismo se reivindicó como el único motor potente de la economía de muchos países. Mientras el mundo y dentro de él, España se sumía en una doble recesión, la crisis del sector viajes fue más corta y más suave: el PIB español sectorial sólo cayó un año, en 2012, frente a los cuatro años en rojo que acumuló el conjunto de la economía. Y en la actualidad, cuando nos sentimos en etapa de recuperación, podemos afirmar que ha vuelto el crecimiento y el turismo se ha erigido como la auténtica locomotora nacional, con ritmos de crecimiento muy por encima del PIB del país.
El turismo empezó a ganar peso como generador de riqueza y de empleo en un primer momento sólo gracias el aluvión de llegadas de viajeros extranjeros (ya van cuatro años de récord y este 2017 que está a punto de culminar será el quinto) y, más tarde, desde hace un par de años, también por la recuperación del consumo de los turistas españoles.
Pero el sector turismo abarca más allá y al contabilizar también el impacto inducido por el boom en otros sectores, la dependencia de la economía española del turismo se revela muy clara a ojos ajenos. Y es que el conjunto de la actividad generada por la buena marcha dispara su aportación hasta el 16% del PIB, según las estimaciones recogidas en un informe del servicio de estudios de Caixabank.
Para que le pongamos datos, casi una sexta parte de la economía española está vinculada al turismo y a su buena marcha. Un peso muy por encima de la media del 9,6% que registran el conjunto de países de la Unión Europea.
Y es que España acumula cuatro años consecutivos con récord de llegadas de viajeros internacionales y 2017 será el quinto de máximos históricos. Tras la cota de 75 millones de visitantes extranjeros alcanzada el año pasado, la persistencia del aluvión de llegadas podría elevar hasta los 84 millones la cifra de turistas, casi un 12% más, según la estimación que maneja Caixabank Research.
El sector se ha beneficiado para lograr boom de visitas de los problemas de destinos rivales del Mediterráneo. La inestabilidad geopolítica de países como Egipto, Túnez y Turquía ha provocado el desvío de millones de turistas extranjeros que han dejado de viajar a estos países y que han acabado recalando en España. Según las estimaciones del sector, el aluvión de llegadas ha estado alimentado por cerca de 12 millones de turistas prestados.
Para el próximo año, nos toca hacer balance de los últimos cinco años, aprender de los errores y adaptarnos a las nuevas circunstancias del mercado para seguir estando en el cúspide del turismo mundial. España es un referente y debemos seguir marcando ejemplo.