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Un viaje al centro de los datos: Nuevos indicadores para la gestión turística

Un viaje al centro de los datos: Nuevos indicadores para la gestión turística

A fuerza de ocupar durante años las listas de tendencias tecnológicas más prometedoras, el Big Data ha conseguido instalarse en nuestro colectivo y lograr algo que muy pocas otros “nuevos conceptos” han sido capaces de alcanzar: invocar algo tan inabarcable, en apariencia, como el gigantesco y sorprendente mundo de los “datos en Internet”.

La forma en que trabajamos, nos comunicamos y, en esencia, vivimos, no tiene nada que ver con hace escasos 20 años. El correo electrónico, las redes sociales, las consultas en los navegadores del teléfono móvil, las transacciones diarias que realizamos y un sinfín de acciones cotidianas conectadas entre sí gracias a la Red construyen este nuevo mundo en transformación cotidiana que habitamos; conformando, también, nuestro nuevo “yo virtual”, la “huella digital” de lo que somos y de lo que esperamos.

¿Qué es Big Data? ¿Qué beneficios trae al sector turístico?

La tecnología Big Data permite analizar gran cantidad de información y poner de relevancia datos importantes, abriendo un abanico de posibilidades para que las empresas puedan mejorar los servicios que ofrecen y la gestión interna. Esta información es reproducible a todos los sectores económicos y sociales de la población, inclusive el sector turístico.

Si hablamos del sector turístico, una de las características más relevantes del Big Data es la información en tiempo real de la oferta y la demanda. Aportando datos de gran valor que nos permite a los profesionales definir la mejor estrategia interna. La posibilidad de cruzar datos automáticamente ofrece información primordial para establecer una oferta hotelera y de ocio adecuada, y la clave es poder anticiparse a los cambios de hábitos de consumo de los turistas.

Big Data y el viajero social

El cliente de hoy busca una experiencia personalizada e integrada, apoyada en recomendaciones y motivaciones particulares expresadas de forma espontánea en Internet. Investiga en webs oficiales y no oficiales sus preferencias personales; busca en las redes sociales las opiniones de otros viajeros y conocidos acerca de su próximo destino; planifica desde su ordenador su viaje; compara, reserva y paga transporte y alojamiento. De forma paralela, con su dispositivo móvil, construye y comparte un relato único e irrepetible con fotos y comentarios de toda su experiencia. Su experiencia, a su vez, se transforma, en la reafirmación de una identidad única y en un vehículo de reconocimiento social.

Solo sabemos gestionar este torrente de información podremos, como nunca antes ha ocurrido, comprender lo que hacemos y lo que somos. Identificar de forma, casi exacta, los gustos y preferencias de los consumidores y, más importante aún, adelantarnos virtualmente a sus decisiones para adecuar en tiempo real y de una forma personalizada nuestros servicios. El Big Data nos sitúa más allá de los hechos: transforma nuestras acciones en predicciones.

La inversión en estrategias de Big Data dentro del sector turísticos es absolutamente necesaria para sobrevivir o, mejor aún, encabezar el tsunami digital. En mi opinión, en un futuro no muy lejano, las empresas turísticas que no utilicen técnicas de inteligencia de mercados están condenadas a desaparecer, ya que será de vital necesidad para la estratégica económica interna de la empresa. Y las empresas turísticas españolas, que durante años han encabezado la transformación social y económica del país, tienen ahora el compromiso y la necesidad de redefinir su propuesta de valor a partir de ese escenario y de las nuevas herramientas digitales para, de esa manera, seguir siendo referente internacional en calidad e innovación de su oferta. Tenemos, por tanto, un gran trabajo por delante…

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